Según los especialistas, los dialectos son como pequeñas vertientes que nutren y refuerzan un rico cauce principal. Si los dialectos se extinguen, el idioma que enriquecen perderá su fuerza. De ahí la importancia cultural y lingüística de los dialectos.
Como todas las lenguas, el griego moderno constituye un organismo vivo y caudaloso que convive con una decena de dialectos y modismos, que en muchos casos son muestras vivas de las complejas -y a menudo traumáticas- transformaciones políticas y sociales que ha sufrido Grecia en la era contemporánea.
El dialecto del Ponto: “Ta pontiaká”
Se conoce con el nombre de “Ponto” a la región ubicada al noreste de Anatolia -la actual Turquía- y, particularmente, a las costas del sureste del Mar Negro, al cual los griegos de la Antigüedad llamaban Efxinos Pontos. Se cree que los orígenes del dialecto se remontan a la koiné helenística y que en tiempos del Imperio Bizantino fue recibiendo diversas influencias de las lenguas del Cáucaso. Durante la ocupación otomana, el dialecto se mantuvo vivo bajo el nombre de “roméika”, en clara alusión al antiguo Imperio Romano de Oriente.
Fueron las constantes migraciones las que permitieron la llegada del dialecto a la actual Grecia. Sin embargo, el nacimiento de la Turquía moderna constituyó un momento bisagra para su expansión.
Tras la I Guerra Mundial y el genocidio de los griegos del Ponto a manos de los turcos, estalló la Guerra Greco-turca (1919-1922), la cual abrió una profunda herida entre ambos estados que aún no ha cicatrizado.
Tras la victoria de Turquía, el entonces Reino de Grecia debió firmar el Tratado de Lausana. Este documento estableció las fronteras del nuevo estado turco y fijó un dramático y gigantesco intercambio de población que movilizó forzosamente a dos millones de personas: 1,5 millones de cristianos ortodoxos que residían en la actual Turquía fueron intercambiados por el medio millón de musulmanes que habitaban territorio heleno. Como fruto de esa migración forzosa, llegó masivamente a la actual Grecia el dialecto póntico. En los años noventa, recibió un nuevo flujo de hablantes tras la disolución de la Unión Soviética y la llegada de inmigrantes provenientes de Asia Menor que aún lo conservaban.
¿Cuáles son, entonces, sus diferencias respecto al griego moderno? De acuerdo a Alkmini Theodoridou, una especialista en el dialecto póntico y a Antonis Pavlidis, presidente de la Mesa de Enlace Panhelénica de Educadores del Ponto, podemos identificar una serie de rasgos que lo caracterizan:
– El 70% del vocabulario proviene del griego de la Antigüedad, incluso de tiempos homéricos. El 30% restante resulta de influencias del persa, el árabe y el turco.
– La gramática es más simple que la del griego moderno. Existen, por ejemplo, sólo cuatro tiempos verbales (presente, pasado continuo, pasado simple y futuro).
– A diferencia del griego moderno, pero tal como en el clásico, los pronombres que indican el objeto directo se expresan después del verbo y no antes -βλέπω σε en vez de σε βλέπω-.
– En cuanto a la pronunciación, suele utilizarse el sonido ‘e’ para palabras que en griego moderno se escriben con ‘η’, como κλέφτες en vez de κλέφτης. Por otro lado, el sonido ‘p’ suele reemplazar al sonido ‘f’, como en σπογγίζω en lugar de σφουγγίζω.
Griegos del Ponto y sus vestimentas típicas
En la actualidad, el dialecto del Ponto se habla como segunda lengua en miles de hogares griegos y de Asia Menor, tanto cristianos como musulmanes. Su gran extensión geográfica, a diferencia de otros dialectos, no permite asociar su uso a una región en particular. De hecho, los fenómenos migratorios lo han llevado a tierras tan lejanas como Alemania, Australia, EEUU o Canadá.
Para finalizar, una curiosidad: la región turca de Trapezounta conserva como lengua materna al griego póntico, pero desconoce por completo el alfabeto griego. En su lugar, la población hace uso de las grafías latinas.
Comentarios