Hay quienes piensan que la película ‘Mi gran boda griega’ exagera las cosas, pero quienes hemos vivido allí sabemos que, como el señor Portokálos, hay muchos griegos que están orgullosos de sus raíces.
Y ese orgullo por las raíces es aún más grande cuando son de Creta. Al fin y al cabo, aunque formen parte de Grecia, los cretenses tienen una cultura, unas costumbres e incluso un dialecto propio que los distingue del resto de griegos.
Hoy hablaremos de un movimiento que surgió en Creta hace algunos años y que, aunque no es para nada comparable con la situación de Cataluña, tiene algunas similitudes.
Un poco de historia
Desde que se alzaron contra el Imperio Otomano en el año 1898 hasta que se unieron al estado griego en 1913, Creta fue un estado semi-autónomo bajo soberanía otomana. Durante este tiempo se llamó Κρητική Πολιτεία (Estado Cretense) y tenía su capital en La Canea (Χανιά).
Tenían además su propia bandera, que recordaba a la bandera griega de 1822. Una cruz blanca dividía la bandera en cuatro cuadrados, de los cuales el primero (arriba a la izquierda) era rojo con una estrella blanca en el centro, y los otros tres azules.

El cuadrado rojo simbolizaba el dominio del sultán otomano, así como la presencia de turcos musulmanes en la isla, que en aquel momento suponían el 25% de la población.
El 30 de mayo de 1913 se firmó el Tratado de Londres, en cuyo artículo 4 se declaró que el sultán perdería todos sus derechos sobre la isla de Creta. Y quedando ya libre del dominio otomano, Creta se unió oficialmente al estado griego el 1 de diciembre de 1913. Aquí puedes ver imágenes históricas de ese momento y un documental sobre la unión de Creta y Grecia.
El origen de las ideas independentistas
A principios de los años 2000 circularon por Internet varios rumores que decían que, según el Tratado de Londres, la validez de esta unión era de 100 años; y que pasados esos 100 años los cretenses debían hacer un referéndum para votar si querían seguir unidos a Grecia o separarse.
En aquella época no era tan fácil acceder a los documentos oficiales, y muchas personas creyeron que esos rumores eran ciertos. Sin embargo, como podéis ver aquí, el Tratado de Londres es bastante claro y no da pie a malinterpretaciones. En ningún lugar se menciona el “plazo de 100 años”, y mucho menos lo de hacer un referéndum.
La bandera del Estado Cretense se puso de moda y se empezaron a vender camisetas con la bandera, pegatinas para los coches e incluso aparecieron en varios anuncios de televisión, como este de Vodafone o uno de Ryanair que fue retirado por las reacciones del público:

Y aunque el famoso referéndum nunca llegó a hacerse, la idea de una “Creta independiente” quedó grabada en la mente de algunos cretenses, sobre todo entre aquellos con menos formación y clase más baja.
La situación actual
Como hemos dicho al principio del artículo, el “independentismo” en Creta no es para nada comparable al de Cataluña. En este no hay grupos políticos que defiendan la separación, no ha habido nunca altercados y los partidarios son una minoría. De hecho, el movimiento es tan residual que podríamos considerarlo como anecdótico.
Estos “independentistas” simplemente consideran que Creta está siendo explotada por el gobierno central. Defienden que ellos son los que más ingresos producen para el país, los que más impuestos pagan y los que menos reciben. Defienden además que Creta podría valerse por sí misma, gracias al turismo y a la agricultura.

En marzo de 2017, unos 1.500 agricultores de Creta se manifestaron en Atenas contra los recortes y las subidas de impuestos. Entre estos agricultores se encontraban algunos con camisetas y banderas del Estado Cretense, reivindicando su deseo de separarse de Grecia por esta mala gestión.

Y aunque esta bandera representa una parte clave de la historia de Creta, no es bien recibida por muchos griegos cuando se usa con fines “independentistas”, pues lleva implícito el recuerdo del yugo otomano. Y ya sabemos que los griegos detestan todo lo relacionado con los turcos.
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