Los griegos, como el resto de pueblos mediterráneos, son muy expresivos y usan muchos gestos a la hora de hablar: levantan las cejas para decirte que no, mueven la mano haciendo círculos cuando algo les sorprende, se llevan la mano al pecho para darte las gracias…
Pero hay un gesto con el que debes tener mucho cuidado si estás en Grecia o Chipre: la «μούντζα» (muntsa), también llamada «μούτζα» (mutsa) o «φάσκελο» (fáskelo). Este gesto es equivalente a la higa o peineta española, y es uno de los más ofensivos para los griegos.

La muntsa se hace lanzando la mano hacia la víctima, enseñándole la palma de la mano con los dedos bien extendidos. El gesto habla por sí mismo y no necesita palabras, pero a veces va acompañado por frases como «να!» (¡aquí!), «όρσε!» (¡aquí tienes!) o «πάρ’τα!» (¡cógela!), siempre sazonadas con algún «μαλάκα» (gilipollas). Esto, como podéis suponer, es solo un ejemplo de las cientos de palabras que un griego dice cuando se enfada.

En las zonas más turísticas -como Atenas y Thessaloniki- ya están acostumbrados, pero imagina que estás en una taberna y el camarero te pregunta cuántas μπίρες (cervezas) quieres. Tú, llevado por la costumbre, levantas la mano indicándole que quieres 5… Pero el camarero puede interpretar que le estás lanzando la muntsa.
O imagina que estás esperando el bus, y para que el conductor sepa que te quieres subir, le haces señas con la mano. Si lo haces con movimientos rápidos y con los dedos extendidos, es posible que el conductor piense que le estás lanzando la muntsa… ¡Ten mucho cuidado con esto!

¿Pero por qué enseñar la palma de la mano en Grecia es algo ofensivo? Los orígenes de la muntsa se remontan al Imperio Bizantino (330-1453 d.C.). Según la tradición, los acusados de cometer faltas leves eran subidos a un burro y, con las manos atadas, eran paseados por la ciudad para ser avergonzados. Los ciudadanos -y a veces también los jueces- se manchaban las palmas de las manos con ceniza, hollín, barro o incluso excrementos de animales, y después las restregaban por la cara del acusado para dejarlo marcado y humillarlo públicamente.

El gesto de acercar la palma de la mano a la otra persona quedó en la historia como símbolo de humillación y castigo. Y por eso la muntsa es tan ofensiva para los griegos, porque es como si ensuciáramos la cara de esa persona y la despreciáramos.
Ahora entendemos mejor por qué los griegos usan la muntsa cada vez que se manifiestan contra los políticos. En esta de 2011, miles de griegos la hicieron frente al Parlamento Griego al grito de «κλέφτες!» (¡ladrones!):
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